sábado, noviembre 06, 2010

Barrilete Cósmico


Seguir con la mirada el recorrido descendente y parsimonioso de las gotas de lluvia en la ventana te aleja por momentos de esa inseparable sensación de soledad.
Vas recorriendo la habitación con paso distraído sin poder evitar que los pensamientos se multipliquen, cercándote, sitiándote y luego invadiéndote, se que quisieras llorar pero sin que tus padres te vean, para no preocuparlos ya que si por vos fuera le evitarías todos los sufrimientos como ellos tratan, sin éxito, de hacerlos con vos .

Tu mirada se fija en tu cama y ves tu mochila abierta con los útiles y los cuadernos desparramados….¿ tenés mucha tarea? .
Te imaginás haciendo los deberes, te imaginás siendo felicitado y abanderado y en esa escolar imaginación ves a tus padres orgullosos, tanto que podrías llorar delante de ellos y creerían que es por la emoción.

Tu paso distraído se vuelve retraído y mientras tocas los muebles pensás porqué la mesa se llama así, podría haberse llamado auto y el auto árbol, el árbol cristal y el cristal sol y el sol mirada ,la luna queso, las manos estrellas y los ojos mariposas…le cambias el nombre a cada uno de los objetos de tu pieza: la cama, abrazo; la puerta, abismo; las cortinas, torbellino; a la silla donde estas sentado esperando que en quince puntuales minutos tu mama venga a buscarte, si no se te ocurre otro nombre, silla se seguirá llamando.

Vas cerrando los ojos y al nombrar silla ves silla que comienza a volar con respaldo y sin alas, garabatea en el aire dibujando tu rostro sorprendido, levanta bien pero bien alto sus patas de silla imaginada, silla volátil y va recogiendo todas las cosas que ya a tu edad fuiste perdiendo, te acerca un semáforo que dentro de tus ojos cerrados no saben a quién dar paso, recoge las llaves de tu casa, aunque ya no sirven porque se mudaron, recoge varios muñecos, incluso algunos que no recordás el haberlos tenido, esquiva broncas y sueños que nunca quisiste recordar...

La silla planea dentro de una habitación muy parecida a la tuya y no te diste cuenta en que momento la inventaste, en la pared ves un cuadro que no sabés de que se trata pero seguro, seguro que está sin terminar; dijiste y abriste los ojos viendo de frente otra silla, esta no vuela, solo camina.

Alcanzas a ver pequeña grieta en pared, ves un florero, una mesa y ventana que aunque llueve, igual está abierta.

Un ruido te sobresalta, la silla chocó en el aire con un globo que desorientado buscaba la dirección del cumpleaños al que estaba invitado.

Al darte vuelta viste salir el primero con bastante dificultad, al segundo le costó un poco menos te quedaste estático contrastando con la destreza y rapidez con la que iban saliendo, pronto la habitación quedó repleta de miedos que emergían de la casi imperceptible grieta, pensaste en salir corriendo y simplemente caminaste, pero al hacerlo te tropezás con un miedo, le gritas, te zamarrea y te comienza a perseguir alrededor de la mesa, pasás por debajo y le tirás con el florero que al caer se rompe en miles de pétalos, dos de los miedos te agarran de los brazos, los empujas con una fuerza que no creías tener....logras una gran corrida, pero igual un miedo te intercepta y te saca a bailar, así estuvieron inventando pasos de baile, te balanceas ahora en un columpio hecho de miedos y flores, los abrazás y jugás al básquet con un planeta salido del dibujo de una sábana que ya no tenés en uso.

Armas una pelota de fútbol con las partes sueltas de los muñecos rotos, agarrando el balón en la media cancha, un miedo desconocido con un leve quiebre de cintura quedó desairado, te sale al encuentro otro que hace poco conocés, al inclinarte hacia el medio y salir por la derecha, queda eliminado, sentís un poco de cansancio pero en lugar de frenar, acelerás de golpe y en tu carrera dejás atrás a dos miedos que si bien eran diferentes, no podrías identificar cuál es cuál.
Entrando al área te inclinás un poco hacia la derecha y el miedo más cercano no logra alcanzarte, enfrentás al arquero de los miedos y amagando a rematar lo dejas desparramado y con la punta del pie definís al lado del palo entrando la pelota mansita y obediente .
Salís corriendo gritando el gol, tus juguetes festejan como locos y gritan: "barrilete cósmico ¿de que planeta viniste? , para dejar atrás tanto miedo" te abrazan,te felicitan, todos menos el arquero que sigue desparramado en el piso.

Los miedos se van metiendo ya cansados en la grieta, pequeña grieta en pared, el último te dijo algo al oído que no lograste oír....

Te llama tu mamá.
-ya vaaaa,en un rato -le decís, simplemente para hacerla esperar.

jueves, noviembre 04, 2010

LOS ROBADORES (Relato)

La primera vez que entraron en casa nos asustamos mucho. Mi papá no se movió de su lugar en ningún momento, parecía que no respiraba; mi mamá gritaba cosas que nadie de los presentes se tomó el trabajo de entender, mientras nos abrazaba —muy fuerte— a mi hermana y a mí, como si nos fuera a asfixiar.
Ellos hacían todos sus movimientos de forma maquinal, como siguiendo paso a paso una coreografía; mi papá no salía de su insoportable quietud, y mi mamá, en un intento desesperado por escapar, corrió hacia la puerta, pero le fue imposible abrirla: ya no era la nuestra.

La segunda vez que entraron se hizo de noche en ese instante. Saltaron la verja, se metieron por la puerta, que estaba mal cerrada y volvieron a hacer sus movimientos maquinales, manipulando las armas; una bolsa vacía y otra llena. Robaron el televisor a color y pusieron otro falso en su lugar, hicieron lo mismo con el equipo de música, el microondas y los cuadros de paisajes que tapaban manchas de humedad en la pared; cuando ellos se fueron la noche siguió.

La tercera vez que entraron nos habíamos mudado de casa pero nos encontraron igual. Estábamos solos, mi mamá ya se había ido y mi papá tardaba en llegar; ellos entraron sin esfuerzo y con sus dos bolsas robaron cada uno de los artefactos del hogar y los muebles, y pusieron otros falsos en su lugar, sin mirarnos. Siguieron robando, un florero, expresiones de fotos familiares y hasta pósters de la habitación de mi hermana, que abría la boca como si estuviera por decir algo y se balanceaba de atrás para adelante como presagiando una caída.

La cuarta vez que entraron los maté.

Mi mamá viene a verme seguido y me cuenta mentiras sobre su vida, continúa diciendo frases incomprensibles aunque ya no me puede abrazar —muy fuerte— como si me fuera a proteger.

Mi padre está tranquilo en casa, a salvo de sobresaltos, ya sin nada verdadero que le puedan robar. Mi hermana a veces emite algún sonido, pero de su boca nunca sale palabra, mientras balancea el cuerpo de atrás para adelante, estando siempre, a punto de caer.